Deseo Sexual
Deseamos alimentos porque tenemos hambre y deseamos dormir porque estamos cansados. En principio el deseo favorece la vida, sin embargo en la medida en que crecemos, el deseo empieza a moldearse a partir de las experiencias que vivimos, y así es como desarrollamos gustos que trascienden la necesidad fisiológica de comer o dormir. Cuando se especializa la forma en la que satisfacemos necesidades básicas, el deseo se organiza alrededor de cierto tipos de comidas y de dormir en ciertas condiciones.
El deseo sexual no se comporta de forma diferente. El deseo nos conecta con nosotros mismos y los demás, pero lo que cada uno busque en ese encuentro así como las condiciones para satisfacerlo, dependerán de las experiencias que haya tenido cada une.
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Tendemos a juzgar si nuestro deseo sexual es saludable, enfermizo o deficiente por contraste con el deseo que reportan los demás y entonces podemos querer arreglarlo como si se tratara de una disfunción sexual. Sin embargo, si pensamos que el deseo está profundamente enlazado con la vida, entender las condiciones que lo moldearon y la forma en la que lo experimentamos puede abrirnos un camino para apropiarnos de nosotros mismos y sentirnos seguros al conectar con los demás.